domingo, 11 de enero de 2015

Las momias de San Cayetano


También Ramírez de Arellano cuenta el episodio de las momias del convento de San Cayetano, con algunas de las cuales se gastó una espeluznante broma al sacristán de su iglesia, quien al acostarse encontró a una de las momias en su cama y, cuando se levantó asustado, vio que habían colocado varias de ellas por toda la habitación. 

Y es que, a decir del autor sobre el cementerio de este convento "ninun lugar de nuestras cercanías es tan apropósito como éste para cementerio por la gran momificacion allí observada". Y añade: "Hemos penetrado en este panteon y examinado el gran número de momias que allí se conservan, habiéndonos llamado la atencion la de un religioso que tiene las piernas y los brazos encogidos, induciendo á creer que tal vez lo enterrarian vivo, y que al volver en sí le daria alguna convulsion, por lo que quedaria en aquella postura".  (Epígrafe 171).