sábado, 16 de febrero de 2013

Santa Marina de Aguas Santas (la santa)

Santa Marina. Óleo pintado por fray Juan del Santísimo 
Sacramento  visible en el interior de la iglesia.


La santa que da nombre a la parroquia y a nuestro barrio parece tener un origen gallego, aunque a veces en su vida se mezclan realidad y leyenda. Ese es el motivo por que se le puede confundir con Santa Marina Margarita de Antioquía, pues Margarita significa “perla” y Marina “perla del mar”. Tal confusión puede ser el motivo de que a Santa Marina se la represente clavando una cruz al dragón (el demonio).

Al parecer nuestra santa nació en alguna localidad de Orense o Pontevedra en el siglo II. Era de familia aristocrática romana y pagana,  pero ella acabó por convertirse al cristianismo. Más tarde se resistió a los amores de Olibrio, gobernador romano de Galicia, quien en venganza la encarceló. Durante su cautiverio “fue tentada por el demonio en forma de dragón, al que venció clavándole una cruz” (1).

Más tarde salió ilesa del  martirio a la que se  sometió  consistente en arrojarla dentro de hornos encendidos (por eso a veces se la representa junto a un horno). Finalmente fue mandada decapitar y cuando su cabeza rodaba por el suelo fueron surgiendo tres manantiales de aguas milagrosas. Esas aguas parece que curaron al rey Fernando III el Santo cuando era niño, de ahí la devoción del monarca por esta santa a la que dedicó una de las iglesias que fundó tras conquistar Córdoba en 1236.

La onomástica de esta virgen y mártir se celebra el 18 de julio. Además de su fuerte advocación en Galicia, también tiene parroquias dedicadas en Fernán Núñez o en Villafranca de Córdoba.


(1) Cita textual de la página 25 del libro Estudio histórico-artístico de la Iglesia Parroquial de Santa Marina de Aguas Santas de Córdoba, obra de María del Mar Pérez Cano publicado en 1998.

viernes, 8 de febrero de 2013

Iglesia parroquial de Santa Marina


La iglesia parroquial de Santa Marina de Aguas Santas es la que da nombre a nuestro barrio. Fue fundada en el siglo XIII tras la conquista de la ciudad por Fernando III el Santo, de ahí que al igual que otras de la misma época, como San Lorenzo o la Magdalena, se incluya en el grupo de “iglesias fernandinas” o “de reconquista”. Este grupo de iglesias comparten características comunes como el tipo de arcos, los gruesos muros y sus cubiertas de madera. Los expertos las clasifican como de estilo gótico-mudéjar, pues combinan  elementos del arte gótico con otros de origen hispano-musulmán. 


Lo que más llama la atención de nuestra iglesia es su imponente fachada, con aspecto de fortaleza gracias a sus cuatro enormes contrafuertes asimétricos y escalonados que dejan pequeño al rosetón.



Santa Marina doblegando al dragón. 

En su lateral norte (hacia la calle Moriscos) hay otra entrada también con arco ojival rematado por una hornacina en la que se encuentra la santa doblegando a un dragón. En el lado opuesto (plaza del Rector) la portada es menos monumental, pero también de arcos apuntados y abocinados bajo un tejaroz que descansa sobre modillones de rollos como los que podemos encontrar en la Mezquita.

Portada mudéjar de la capilla de los Orozco (hoy sacristía).

En el interior hay tres naves cubiertas de artesonado. La iglesia ha sufrido numerosos añadidos y algunas transformaciones a lo largo de la historia. Entre ellas destaca la capilla de los Orozco (actualmente la sacristía) con una preciosa portada de yesería mudéjar con mocárabes. En el lado opuesto encontramos la capilla del Sagrario, obra barroca de finales del siglo XVIII.

Al margen de lo arquitectónico, en el interior se pueden ver pinturas atribuidas a Cristóbal Vela, Antonio del Castillo y Fray Juan del Santísimo  Sacramento. Por lo que se refiere a esculturas destacan las imágenes de la Virgen de la Alegría (1944) y El Resucitado (1988), obras de Juan Martínez Cerrillo y Juan Manuel Miñarro López, respectivamente, que procesionan en la mañana del Domingo de Resurrección, poniendo punto final a la Semana Santa cordobesa.

Campanario.
La torre campanario es otro elemento  destacar, pues recuerda a un alminar, lo que no tiene nada de extraño teniendo en cuenta que es más que posible que la iglesia se levantase sobre una antigua mezquita de barrio. Está rematado por un campanario obra de Hernán Ruiz II, prestigioso arquitecto que trabajó en la Catedral. En su decoración destacan cabezas de león y escudos heráldicos. La torre está rematada con una veleta que representa a San Rafael con el pez colgante.

Las obras terminadas en 2010 liberaron los ábsides de añadidos posteriores, con lo que el paseante puede rodear completamente la iglesia y admirar toda su belleza.