Santa Marina. Óleo pintado por fray Juan del Santísimo
Sacramento visible en el interior de la iglesia.
La santa que da nombre a la parroquia y a nuestro barrio parece tener un origen gallego, aunque a veces en su vida se mezclan realidad y leyenda. Ese es el motivo por que se le puede confundir con Santa Marina Margarita de Antioquía, pues Margarita significa “perla” y Marina “perla del mar”. Tal confusión puede ser el motivo de que a Santa Marina se la represente clavando una cruz al dragón (el demonio).
Al parecer nuestra santa nació en alguna localidad de Orense o Pontevedra en el siglo II. Era de familia aristocrática romana y pagana, pero ella acabó por convertirse al cristianismo. Más tarde se resistió a los amores de Olibrio, gobernador romano de Galicia, quien en venganza la encarceló. Durante su cautiverio “fue tentada por el demonio en forma de dragón, al que venció clavándole una cruz” (1).
Más tarde salió ilesa del martirio a la que se sometió consistente en arrojarla dentro de hornos encendidos (por eso a veces se la representa junto a un horno). Finalmente fue mandada decapitar y cuando su cabeza rodaba por el suelo fueron surgiendo tres manantiales de aguas milagrosas. Esas aguas parece que curaron al rey Fernando III el Santo cuando era niño, de ahí la devoción del monarca por esta santa a la que dedicó una de las iglesias que fundó tras conquistar Córdoba en 1236.
La onomástica de esta virgen y mártir se celebra el 18 de julio. Además de su fuerte advocación en Galicia, también tiene parroquias dedicadas en Fernán Núñez o en Villafranca de Córdoba.
(1) Cita textual de la página 25 del libro Estudio histórico-artístico de la Iglesia Parroquial de Santa Marina de Aguas Santas de Córdoba, obra de María del Mar Pérez Cano publicado en 1998.