sábado, 11 de septiembre de 2010

Acto reivindicativo por los moriscos

El sábado 11 de septiembre de 2010, a las 11 de la mañana, ha tenido lugar en la calle Moriscos un sencillo acto que forma parte de una campaña para pedir el premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2010 para los descendientes de moriscos-andalusíes, coincidiendo con el 400 aniversario de su último destierro de la península ibérica.

Como ya dijimos al hablar de la calle de este nombre, los moriscos fueron musulmanes convertidos al cristianismo tras la conquista de Granada por los Reyes Católicos. En 1568, en la conocida como Rebelión de las Alpujarras, se alzaron en armas porque sufrieron injustamente el endurecimiento de las leyes contra ellos. Tras su definitiva derrota en 1571, fueron dispersados por varias zonas de España y un grupo de ellos se estableció en Córdoba hasta su definitiva expulsión decretada en el año 1609 por el rey Felipe III.

El acto ha consistido en la colocación de una placa simbólica (de cartón) reivindicando el premio. Dicha placa se ha colocado al comienzo de la calle Moriscos, en la pared de la farmacia que hace esquina con la calle Mayor de Santa Marina. La campaña ha continuado después, lejos de nuestro barrio, formando una cadena humana entre la Puerta del Perdón de la Mezquita y la Sinagoga. Ambos actos han contado con la presencia del ex ministro de Trabajo Manuel Pimentel.

Deseamos la mejor suerte a esta justa iniciativa.

A continuación citamos literalmente a Ramírez de Arellano en su libro Paseos por Córdoba para quienes estén interesados en saber más de los moriscos cordobeses:


"Llegado el 30 de noviembre mandó Felipe II que todos los moriscos existentes en Andalucía fuesen trasladados a Galicia y Castilla, donde debían quedar avecindados, fundándose en que diariamente se desertaban e iban a sus antiguos lares. Entonces encerraron a todos los que había en Córdoba en las casas del conde de Cabra, custodiados por los cordobeses, yendo cada noche los vecinos de una collación, con sus jurados a la cabeza, principiando este servicio los de Santa María, o sea, la Catedral.
La ciudad de Córdoba, que en todas épocas ha dado grandes muestras de la piedad de sus nobles hijos, no pudo en esta ocasión ser sorda a las súplicas de aquellos infelices que, agradecidos a la hospitalidad recibida, ansiaban permanecer al lado de sus protectores. Celebrose un cabildo, y en él se eligieron dos veinticuatros, quienes pasaron a Granada a rogar al rey y al presidente que aquéllos se avecindasen en esta ciudad, a lo cual accedieron gustosos. Entretanto trajeron los moriscos que había en Priego, Castro, Lucena, Alcaudete, Baena, Bujalance, La Rambla, Santaella, Posadas y demás pueblos de esta jurisdicción, acompañados de las respectivas compañías de a pie y a caballo, las cuales regresaban a seguida a sus destinos. Estos prisioneros estuvieron encerrados en las casas del conde de Alcaudete hasta que se recibió la orden para dejarlos en libertad como vecinos de Córdoba.
Los nuevos vecinos se agregaron a diferentes collaciones o barrios, tocando la mayor parte al de Santa Marina, donde, como por instinto, se fueron estableciendo en la calle de Guadalupe, permaneciendo en ella con sus familias hasta la expulsión, de que ya hemos hablado. He aquí el origen de llamarse aquélla la calle de los Moriscos, palabra que se conserva como apellido en algunas familias, que no por esto dejan de ser apreciados como se merecen.
Con motivo de la paz hubo grandes festejos en la Corredera, en la que los contaremos a nuestros lectores."




1 comentario:

Paco Muñoz dijo...

Muy interesante, y muy emotivo, y ya era hora de que a estos españoles se les reconozca de una vez, pero claro en este orden de cosas a las victimas republicanas de la guerra civil todavia le queda que penar.