sábado, 10 de julio de 2010

Encuentros y establecimientos


Acudo al local de Fernando, amigo y peluquero de nuestro barrio, para disparar unas prometidas fotos con motivo de la reforma que ha llevado a cabo. Hago las tomas mientras él está en su labor. No puedo evitar el fotografiar antiguos carteles propagandísticos que tiene enmarcados en la pared. Cuchillas, jabones… con el encanto de la publicidad de hace muchas décadas. Sé que no me saldrán bien, porque están muy altos y tienen cristal, pero no quiero molestarle en este momento en el que se encuentra entregado con esmero a su labor. Estoy seguro de que puedo volver otro día y él, con mucho gusto, los bajará y los sacará del marco para que les pueda hacer una foto en condiciones (estos carteles lo merecen). De momento he colocado uno en FACEBOOK.

Luego hablamos del verano, de cómo está la cosa… y mientras, llega Antonio, un vecino de la casa-paso de la calle Chaparro. Nos dice que un par de día atrás el periódico trajo algo sobre la prometida obra de dicha casa, e incluso va a la bodeguilla cercana y nos trae el ejemplar para que lo leamos con nuestros propios ojos. Se queja, con razón, porque los políticos de turno han vuelto a decir “diego” donde dije “digo”, y sus casas necesitan un arreglo que se va demorando ya demasiados años. Me invita a visitar la única casa de paso que queda en Córdoba, tomar unas fotos y charlar sobre el tema. En eso quedamos.

Finalmente llego a Moriscos 10, donde recientemente, en el local donde hubo un puesto de periódicos y chucherías (casi enfrente de la antigua pizzería El Patrón), se ha abierto una tienda-taller de marroquinería, arreglos y copias de llaves. Alejandro, su dueño, me dice que nació en el barrio, casualmente en la misma calle Chaparro donde está una de las entradas a la casa-paso, y que ahora ha regresado por voluntad propia aquí. Le pido una próxima entrevista con fotos, para el blog, a la que accede sin problemas. Antes de despedirme llega José Ángel, nuestro guadamacilero de la calle Cárcamo al que también quiero entrevistar (formalmente) desde hace tiempo. Charlamos de cosas del barrio, y mientras, entra otro vecino…¡Aquí nos conocemos todos! exclama Alejandro. Y tiene razón.

Una alegría la de estos barrios en los que el trato humano sigue siendo lo más importante.


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