Era un problema este de los contenedores que debía haberse acometido hace años; máxime en una ciudad que aspira a ser Ciudad Europea de la Cultura. Sobre todo en zonas del casco histórico, como es el caso del barrio de Santa Marina.
De todas formas, y mientras no se soterren estos contenedores, se echa de menos más colaboración de una parte del vecindario y de algunos usuarios externos (obras, etc.) que a veces no respetan horarios u otras normas. Pero sobre todo se echa en falta una enérgica actuación del propio Ayuntamiento, al que este problema parece resbalarle.
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