sábado, 22 de marzo de 2008

Pacto con el diablo

Destacado en nuestro barrio es el convento de Santa Isabel de los Ángeles, más que merecedor de que algún día le dediquemos su propia entrada, y no solo por seguir atrayendo todos los miércoles a muchos devotos de San Pancracio, en busca de Salud y Trabajo.

Dos son las leyendas que Teodomiro Ramírez de Arellano vincula con este convento. Hoy nos referiremos a la de la monja Magdalena de la Cruz, que en él profesaba (página 97). Fue monja milagrera que logró fama de santidad: aliviaba males y obraba prodigios, hasta el punto de que Carlos I enviaba para que las bendijese las canastillas de su esposa, la reina, que estaba encinta. Sin embargo, un día...


"...estando varias monjas á el acecho, vieron una noche penetrar en su celda a un gallardo jóven, que se entró con ella en el lecho...sospecharon entonces si tendría tratos con el demonio, y dieron aviso al confesor de una de ellas, que debió delatarla á la Inquisicion, cuando una noche...se presentó en el convento uno de los jueces, quien hizo llamar á Sor Magdalena de la Cruz, á la que se llevó en su carruage al efecto preparado. Ya en el tribunal, la pobre monja confesó tener pacto con el diablo, el cual le inspiraba cuanto hacía, acompañando su declaración con tantas lágrimas de arrepentimiento, que los inquisidores tuvieron alguna piedad de ella; mas no por eso dejaron de sacarla en penitencia en el auto de fé celebrado en 1555, con una vela amarilla en cada mano, descalza y llevando una gruesa soga al cuello, disponiendo que acabase su vida en un convento de Andújar, donde todos los dias, al ir al refectorio, se habia de tender atravesada en la puerta, pasando por cima las otras monjas, haciendo ademan de pisarla..."

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